Opinion Coronavirus

No es posible pensar en un cambio del mercado inmobiliario, si no se es un factor de ese cambio, factor de una transformación social que impacta en forma directa en las operaciones inmobiliarias.

La pandemia generada por la aparición del Covid-19, atraviesa transversalmente a todas las actividades económicas a nivel mundial, y afecta directamente al comportamiento de los distintos mercados, del que no escapa el mercado inmobiliario.

Quizás una de las incógnitas que se debate con más frecuencia es, ¿cómo será el mercado inmobiliario que nos encontremos tras el levantamiento de la cuarentena post Covid-19? ¿con qué nos vamos a encontrar?

El sector inmobiliario, se encuentra atravesando esta crisis, con la rápida adopción de herramientas tecnológicas, que fue incorporando y adaptando para seguir en funcionamiento, pero ese funcionamiento lo es en función de los paradigmas previos a la cuarentena, ahora digitalizados.

Se pudo lograr acortar el distanciamiento social, mediante herramientas tales como videos conferencias, home office y capacitación e interacción en distintas plataformas de redes sociales, herramientas éstas que -no cabe duda- llegaron para quedarse.

Ahora bien, estas valiosas herramientas, de manera alguna reemplaza la interacción personal a nivel presencial. Se observa que, la persona, como ser social, más allá de que se encuentre transitando la cuarentena acompañado por sus seres queridos, aparece inmerso en un estado de soledad social, por la falta de interacción cotidiana con sus círculos de contacto, tanto social como laboral; máxime en una actividad como la inmobiliaria que se caracteriza por la gran frecuencia de interacción social.

No cabe duda que, esta crisis, como cualquier crisis, trae aparejado un cambio del statu quo previo, generando nuevos paradigmas, y es justamente en esos nuevos paradigmas que el sector y los operadores inmobiliarios toman un papel preponderante.

No es posible pensar en un cambio del mercado inmobiliario, si no se es un factor de ese cambio, factor de una transformación social que impacta en forma directa en las operaciones inmobiliarias.

Hoy, el operador inmobiliario, está ante la oportunidad única, ser participe de la transformación del mercado inmobiliario, en lugar de quedarse esperar a ver con que se encuentra, y recién ahí empezar a analizar como se transita ese eventual mercado del cual no se aporto nada en su formación. Esta oportunidad, genera a su vez, la responsabilidad en la creación de es nuevo mercado.

No menos cierto resulta que, ese nuevo mercado se va a encontrar formado y circunscripto por varios escenarios, creados por otros factores, como ser el propio Estado, quien a través de políticas públicas, cambiarias, crediticias, tributarias y/o de incentivos a la construcción, generen el marco macro del nuevo mercado.

Ahora, si bien nos encontraremos con variables pre-impuestas, la realidad es que, es el sector inmobiliario el operador de creación de oferta de demanda, el balanceador de precios de referencia.

Una correcta lectura de las secuelas iniciales de la crisis que estamos transitando, demuestra que, ante el derrumbe de los mercados financieros del mundo, el mercado inmobiliario resulta ser, una vez más, la única reserva de valor segura.

Y esa lectura se complementa con la transformación en distintas fuentes generadoras de valor en la actualidad.

Hoy en día, ha habido una impensada transferencia de caudal entre diversas industrias, lo que genera necesidades a satisfacer. El crecimiento de la actividad logística y de servicios tecnológicos, respecto a la reducción de otras actividades industriales, resulto inimaginable; es más, dentro del mismo sector tecnológico nos encontramos con aplicaciones de uso diario que dejaron de utilizarse, como Waze, Google Maps; en contraposición de otras que aumentaron exponencialmente su uso, como Zoom, Teams, etc.

Ello lleva a encontrarnos con sectores que hoy y en forma imprevista, se encuentran con un excedente de recursos, contra otros que por el contrario se encuentran con necesidad de estos para poder fondearse.

Y ahí nos adentramos a las cuestiones más básicas del porqué alguien va a direccionar sus recursos al sector inmobiliario. El que tiene excedente de liquidez va a querer conservarlo a través de una inversión segura; y otros van a necesitar deshacerse de inmuebles para satisfacer su necesidad de liquidez. Querer es una acción motivada por la voluntad, en cambio necesitar es una acción motivada por la carencia. Y en el medio de la voluntad y la carencia, es que se encuentra ubicado el operador inmobiliario.

El escenario descripto hasta aquí es meramente económico, pero la cuarentena genera otros escenarios de arista social, relacionados a la voluntad, que se refieren a las reflexiones de cada uno respecto de la calidad de vida que quieren tener. Hoy en día muchas personas se cuestionan -y es más, decidieron- vivir de manera diferente, mudarse a una vivienda distinta, teniendo en claro que no quieren seguir en esa vivienda que terminaron de conocer durante este período de cuarentena y/o reflexión; sumándole a ello, las movilidades propias que algunos llaman “operaciones registro civil” y que se refieren a casamientos, divorcios, nacimientos, etc.

Es por ello, que el sector inmobiliario, debe ponerse a la altura de esta oportunidad, y no esperar a ver cómo va a estar el mercado, sino por el contrario, ser factor protagonista de la formación del mismo, jerarquizando así su función en la sociedad.

(*) Abogado, experto en Derecho Inmobiliario y Tributario.

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